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domingo, 20 de diciembre de 2015

Un jerséi cualquiera

Salió de casa un día cualqueira con un jerséi cualquiera. Tomó la puerta del ascensor sin tener claro su destino. No recordaba que tuviese que ir a ninguna parte. No recordaba si tenía unos padres a los que visitar o algún hijo que aún viviera en la ciudad. Esquilada de pretensiones, comenzó a andar propulsada por la correa de la que tiraba su estómago. 




Apareció en el Café Charlotte con una taza llena hasta el borde de café con leche y una rebanada de pan con mantequilla. Miró a su alrededor: gente con maletas que huía no se sabe adónde a celebrar la Navidad. Se concedió la licencia de observar empezando por sí misma. "Ahí estoy. Soy una señora con un jerséi cualquiera. Un poste eléctrico que recibe igual de hierático las pisadas de las golondrinas que la tormenta".

Entonces recordó. Y comenzó a recitar con voz entre cortada:

"A veces me doy cuenta de que existo
Los síntomas son claros/ gozo o peno
El firmamento pasa tan compacto
Y lo percibo siempre diferente

Aporto mis preguntas sin respuesta
Y me lleno de dudas siempre vivas
Mientras dude yo sé que estoy viviendo"

( M. benedetti)