Hay lugares donde huele a lejía a las 10 de la mañana. Me gustan esos lugares.
Uno se imagina el fregoteo apresurado del dueño antes de abrir las compuertas del garito y los paseos previos con calderos de agua brava que se va por el retrete con la emoción de ir a parar al mar, allí donde deben jugar las sirenas.
El New Central es un lugar para los sueños. Sueñan los taburetes, arrastrados por los pelos, con sentir la placidez de unas nalgas.
Las paredes fucsia, con ponerse el traje de novia blanco y los cuadros fantasean con quitarse de encima la purpurina para convertirse en lienzo crudo. Sueñan también los vasos, las mesas, los grifos y las señoras flacas que deambulan con clavos en los talones.
En el New Central huele a lejía porque los sueños comienzan pronto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario