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viernes, 23 de mayo de 2014

Ángeles en monopatín -volador

Son ángeles en monopatín-volador. Hay decenas de ellos pero si los miras contonean las pestañas para hacerte dudar. Ayer me encontré con algunos porque el día era propicio para somatizar los alaridos del cielo. 

El cambio de estación es el estadio de los sucesos inesperados. El momento donde hasta el más tonto es capaz de comprender la luna aunque no haya dedo que la apunte. 

Para la mayoría el denostado entretiempo es otra cosa. Son días difíciles, de engancharse al pulmicort y padecer cefaleas que curiosamente provoca la madre naturaleza coronada de gramíneas. Es así excepto para ellos, que bailan libres de cortisona y no rebuznan,  tal vez como premio por haber reventado al diablo sobre un tablero de parchís.



Ayer vi a tres.  Gremlins que chillan aun cuando callan. Seres mágicos capaces de tirar las copas sin mancharse. Que suben los pies en la mesa creando la sensación de que son los tuyos. Traviesos empedernidos que dan volteretas en las palmas de Dios sin que éste jamás se enfade.

Ángeles de bellas formas e inaprensibles. Vapor de agua sobre un monopatín.


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