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miércoles, 10 de abril de 2013

De la paz al rosa

7/02/2013
 
Pensaréis que me he vuelto loca o, peor, muy comunicativa. En cierto modo es así. No prometo coger el teléfono siempre que suene, ni contestar al instante a los 'wasups'. Tampoco amortizar la tarifa plana de la línea fija de casa , pero... ¿por qué preocuparse?. De vez en cuando mis dedos laten y fijaos: ahora no paro de contar historias. Cortas, tontas...
 
Ojalá hubierán inventado antes el e-mail que los fastidiosos móviles, siempre hundidos en el bolso, ocultos como un traidor esperando al acecho. Suenan cuando quieren y nunca preguntan si se puede entrar. Los teléfonos doblegan  la voluntad, ignorada como una vieja  a la que no le queda más remedio que aguantar  los timbrazos de los gamberros ...y sin posibilidad de rechistar.
 
Hablo tanto por teléfono en mi trabajo que me cansa la voz. "Adiós, gracias". "Si te parece te devuelvo la llamada más tarde, es que estoy hablando por la otra línea" , "Estamos en contacto" , "Gracias, muchísimas gracias por todo", "Lo vemos esta semana...te haré llegar la información". "De acuerdo, sin problemas". "Fenomental, suenta realmente bien. Si, bien".
 
"bien, bien, bien...".
 
¡¡¡¡Ya está bien!!!! Prefiero teclear porque elijo cuándo y para quién.
 
Supongo que este ímpetu será temporal. Me refiero a que no todas las tardes está uno en silencio y con la cabeza quita, atada bien a la nuca...Con el alivio que eso supone. Las cabezas, como los globos de feria, son seres alados: en cuanto te descuidas ¡zas¡ las pierdes y puede que no vuelvas a verlas nunca más.
 
Por suerte, hoy está quieta, anómalamente tranquila... contándome que hoy es un día grande porque ha hecho las paces con el rosa. Sí, ahí está...el rosa ya es un color amigo aunque mejor rebajado con granate. Sí, mucho mejor
 
Me quedo más tranquila.

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